domingo, 28 de octubre de 2012

La cuestión es el argumento

Oyendo al maestro Dieter Nohlen, profesor emérito de la Escuela de Heidelberg, Alemania, que ya completa seis siglos estudiando las ciencias políticas, y que estuvo esta semana en el Congreso de la República en una charla sobre "Presidencialismo Comparado", me quedó rondando en la cabeza varias ideas. Una de ellas la desarrollaré ahora: "Hay que cultivar más la cultura del argumento que la cultura de la opinión".

Su frase viene como 'anillo al dedo' en un momento en el que nuestro país atraviesa por un momento tan crucial en el camino de la paz y en el que a todo el mundo le ha dado por opinar sí es positivo, fructífero o pesimista el esfuerzo. Pero bien lo apuntan los politólogos de verdad -los formados en las ciencias políticas, no los del opinadero- hay que leer contextos, tener en cuenta la historia y la madurez y solidez de las instituciones.

Colombia le ha hecho muchas apuestas a la paz pero mientras ellas se suceden, el conflicto sigue su proceso natural: transformarse, de tal manera que todo esfuerzo será positivo siempre y cuando la ciudadanía tenga la consciencia de que la paz y la no violencia son dos circunstancias que van de la mano con la equidad de oportunidades, es decir, que dentro de la sociedad puedan tener tanta capacidad de participación quienes empuñaron armas como quienes no y ello también va acompañado con el perdón, la reparación y la no repetición.

Pero mientras digerimos este denso proceso, la máxima de Nohlen también le cae a los nuevos opinadores de mi ciudad, que ahora les ha dado por posicionar su nueva "profesión" opinando bajo el perfil de analistas. Flaco favor le hacen a una ciudad polarizada y ya casi copada de rencores.